¿Quién no vive en algún momento de recuerdos?.
Pensamientos, fotos, mensajes, canciones, películas, bares, países, cenas, viajes, artistas, sonrisas…; cualquier cosa en la que pienses puede tener dentro un recuerdo. Hasta lo más insospechado del mundo es un recuerdo, sólo depende de las personas. Los recuerdos pueden ser compartidos o no, universales o particulares, grandes o pequeños, felices o tristes, tangibles o intangibles…; pero son recuerdos y nos guste o no, son imposibles de borrar.
Todos recordamos el primer beso, los seres queridos que están lejos o que simplemente ya no están, un perfume, una camiseta, una escultura… Los recuerdos están ligados a personas y las personas a momentos… Momentos que ni siquiera una enfermedad como el alzhéimer puede borrar, una enfermedad cruel, malévola… Mi abuelo padeció dicha enfermedad, pero afortunadamente su pasado ahí seguía salpicado por miles de batallitas, una guerra civil, sus grandes jugadas como futbolista, gozosos vermuts en La Laurel rodeado de amigos, la pasión que sentía por su mujer, una debilidad confesable hacia su hija, el reflejo en mi hermano (de Ignacio a Ignacio), nuestras canciones…; todo eso, a pesar de la enfermedad, estaba en un rincón imborrable de su cabeza... Yo tengo mis propios recuerdos sobre él, recuerdos maravillosos que me hacen tirar de carros que posiblemente no tiraría sin su recuerdo…
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