HABANOS, COHIBAS????

El juego en Cuba se resume en preguntitas (siempre de una en una) y en tener una sonrisa decorando tu cara cuando deniegas la oferta que te hacen tropecientas mil veces a lo largo del día de: ¿¿Habanos, Cohibas??.

De la sutileza y la elegancia de los vecinos para pedir sin pedir nadie te advierte, pero del asunto puros todo el mundo sabe... (porque han comprado en la fábrica y les han salido casi tan caros como en España o porque se han fiado de señor de la esquina y le ha metido plátano en lugar de tabaco o simplemente porque tienen un contacto. Como no podía ser de otra manera, yo soy del tercer grupo y me fui de España con un encarguito y un contacto en La Habana.

La primera mañana le llamé desde recepción para presentarme y quedar al día siguiente en mi hotel antes de que los chicos bajaran a desayunar... Ese día llegó y un joven cubano, engominado como si la vida le fuera en ello, me plantó dos besos los cuales todavía no se han conseguido desdibujar de mis mofletes... Después de estar un buen rato hablando del bien y del mal, del infinito, de un tipo al que yo no conozco pero sobre el que debía de hacer que conocía, etc.; reconduje la conversación al encarguito (motivo de nuestra cita). En ese momento el colega, muy discreto él, me pidió de manera educadísima que bajara un poco el tono (esto de los puros era un tema delicado que debíamos tratar con discreción, nunca se sabe quién está a tu lado… -JODER estoy en un capítulo de “Corrupción en Miami” y yo con estos pelos de Rey León!!!!!-). Al final todo correcto, puse el volumen del megáfono que tengo en la garganta un par de tonos más bajo y quedamos para el día siguiente, a la misma hora, en el mismo sitio...

Tercer día en La Habana, 9 A.M…., la menda espera en el lobby con un bolso de mano vacío en el que cabe Totó para recoger la mercancía. Entra mi cubanito favorito con las manos en los bolsillos, me planta otros dos besos (dónde leches está lo mío?), se sienta y me dice que tengo que salir a un coche a por todo porque no nos puede ver nadie... Salimos del hotel (yo tan decidida como acojonada) y en un abrir y cerrar de ojos, mientras me repetía constantemente: te van a secuestrar, te van a secuestrar..., estaba sentada en la parte de atrás de un coche ruso de los años cincuenta, con las ventanillas tintadas, reggaeton a toda leche, unos dados colgando del espejo retrovisor y un tipo con camiseta de tirantes al volante que pretendía dar una vuelta mientras guardaba todo en el bolso para dejarme nuevamente en el hotel... Plan que no me gustó nada y que gracias al tráfico y a mi rapidez a la hora de meter un sinfín de cajas en el bolso no sé ejecutó...

Qué hablamos dentro del coche?????, ni piii idea, únicamente recuerdo quedar para el día siguiente (si la preparo un día, la puedo preparar dos…, la adrenalina a primera hora de la mañana es como una ducha de agua fría), medio lanzarles el dinero y pegarme una carrera a base de saltitos hasta llegar de vuelta en el hotel...

Al día siguiente las cosas fueron mucho más rodadas (ya no era novata) y ahora desde casa me digo: Qué aburrido tiene que ser ir a un estanco a comprar una caja de puros después de haber vivido esto!!!!.