NARANJAS

En nuestro día a día vemos y escuchamos cosas que de manera inconsciente relacionamos con personas. Hoy os hablaré de “las naranjas”… y es que cada vez que me como una me acuerdo de mi amiga Sabrina…; una chica de Peñíscola que vino a Logroño a estudiar Químicas y que actualmente tiene sus huesillos por London City. Esta tarde me ha escrito en Facebook lo siguiente refiriéndose a los blogs: “A ver, a ver... que ya empiezo a tener mono, eh!! Que has abandonado el otro o piensas compaginar? Por que yo ya tengo ganas de leer algo.. no sé los otros”.





Por eso, el post de hoy va dedicado a ella, a Sabri… (amiga, por el momento dejo “Arrikitaun”, aunque algún día volveré a escribir algo allí, así que bienvenida a “La casita de Totó”).


Bueno, al tema de las naranjas…

Las rachas son como latigazos que nos mueven a base de impulsos nerviosos y mi racha gastronómica nocturna se ha tintado de naranja. Color de las naranjas valencianas, que noche tras noche ceno metidita en la cama… Parece ser que este cítrico se ha convertido en una parte fundamental de mi dieta diaria, cosa que viene muy bien para luchar contra los catarros o gripes que rondan a nuestro alrededor…

El caso es que a modo de ritual cada noche hago los mismos movimientos:
1.- plato hondo (creo que son los platos menos utilizados y por eso reivindico su uso)
2.- cuchillo normal (si utilizo uno de sierra me quedaría sin dedos)
3.- una o dos naranjas (dependiendo del hambre)
4.- un par de servilletas (siempre de papel)
5.- botella de agua (fría)
y
6.- a la cama…

Vale, comer naranjas en la cama igual no resulta muy normal, lo reconozco... Recuerdo que en “Sexo en Nueva York”, Mr.Big siempre reñía a Carrie Bradshaw por ello…; pero como no tengo Mr. que me riña lo hago, aunque creo que si lo tuviera lo haría igualmente…

En definitiva, me he viciado a las naranjas…, cuanto más ácidas mejor, de esas que te medio duermen la lengua y que casi casi te hacen llorar… Ummmmm...

P.D.: Al menos he de reconocer que por una vez en la vida me he viciado a algo sano, porque si me llega a dar por el chocolate en dos semanas acababa rodando…