Un día son 24 horas, 1440 minutos, 86400 segundos…
Somos muchos los que tiramos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años..., por cosas que en realidad no nos hacen felices. Por historias a las que nos aferramos a causa del miedo, de la comodidad o del tan hiriente “qué dirán...!!”.
Mientras, arañamos alguna milésima que otra de felicidad escondida..., milésimas con un trasfondo más importante de lo que queremos creer.
La felicidad puede ser más que una burbuja, más que un micro mundo, más que cuatro paredes que actúan a modo de caja de contención en la que jugar al escondite, más que un territorio impenetrable... La felicidad te hace sonreír, saltar, sentir un tiovivo en el cuerpo...
Cada uno es dueño y señor de su historia, pero la resignación es un personaje al que debemos matar en los primeros capítulos de la trama... Si la resignación consigue un papel protagonista estamos perdidos y entonces no hay maquillaje que pueda ocultar la cara de acelga…
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