AVENTURA EN IGUAZÚ, PARTE I

Creo firmemente que cada día nos sometemos a pequeños exámenes de valor y carácter…, cosas que nos hacen crecer como personas y que por supuesto nos ayudan a conocernos más y mejor… El autogobierno de la persona es uno de los mayores tesoros que la vida nos ha brindado y reconozco que adoro “mi mundo” (los que vengan a casa a partir de ahora podrán comprobar el porqué de lo de “mi mundo”…).

A los seis años más o menos iba solita a clase…, Igna me abandonaba para largarse con sus amigos en cuanto mi madre nos perdía la pista desde la ventana, su frase era: “sabes llegar al colegio no?”. Pregunta a la que asentía y ya no volvía a ver al Niño… Desde ese momento supe que mi destino era ir a mi bola y disfrutar de todo lo que se me pusiera por delante al máximo… De ahí mi…: “Aventura en Iguazú”.

Uno de los destinos obligatorios después de viajar hasta Argentina es Iguazú y por eso mis últimos días los pasé allí, entre Argentina y Brasil.
La aventura comienza cuando decido largarme sola (Inés no estaba en el mejor momento de su vida)… Primero reservo en el Hostel Marco Polo (descripción de la reserva: 1 cama en dormitorio, con ducha y retrete, sábanas incluidas, desayuno buffet incluido, alojamiento mixto. 9, 54€), luego compro los boletos de autobús a nombre de Ali (por ser estudiante a ella le hacían un 20% de descuento y con ese ahorrillo me financiaba las entradas a los parques y el Hotelazo).

El viernes llegó y las 19 horas de ida en autobús pasaron acompañadas de una tormenta terrorífica… A primera hora de la mañana del sábado hice mi primera incursión en la humilde morada donde iba a pasar la noche, rajé un rato con el tipo de recepción, me pude dar una ducha en un baño común, tomé otro autobús y justo al llegar a “La Garganta del Diablo” comenzó a llover a mares…

Después de más de siete horas de cruzar pasarelas, de fotografiar sueños, de partirme con las barbaridades y comentarios que iban haciendo mis amig@s vía móvil, de recorrer cada rincón pensando en mi padre y en lo que me había contado de cuando él estuvo…, decidí volver al pueblo y descansar porque el domingo pintaba duro…

Lo que no me esperaba era tener tanta animación y tanta mezcla de nacionalidades en el cuarto…

Habitación Nº 5…, dos literas y una cama suelta. Decido que la mejor ubicación es la litera derecha (puerta y ventana cerca, nunca se sabe lo que puede pasar), pero estaba ocupada por Christian (un australiano con pinta de psicópata, obsesionado con guardar sus cosas bajo un candado de lo más sospechoso - en el armario fijo que tenía objetos de sus víctimas y pastillas de éxtasis-, llevaba dos meses viajando y todavía le quedaba otro para ir a Estados Unidos). Así que finalmente me adjudiqué la no litera, de manera que dejaba entre el colega y yo espacio de seguridad… Luego apareció Thomas (un alemán de lo más simpático - me invitó a cenar y a tomar café a cambio de que le explicara todos los detalles de mi primer día en Cataratas…-, al que le quedaban 5 días de vacaciones, uno para Iguazú y cuatro para las playas de Uruguay…). Y finalmente, cuando nadie esperaba a nadie, aparece “El Crack!!!” de nombre Luis (un portugués al que le presté contorno de ojos porque estaba achicharrado por la nieve del sur, pero que venía más caliente que una oveja con rebeca; de ahí su insistencia a ir a darnos un baño a la piscina… Já!!! - el clásico jeta con labia y equilibrio porque no se pegó ningún guarrazo al subirse a la litera borracho a las cuatro de la mañana…-).

Continuará…

Nota Mental 1: Los chubasqueros son muy poco favorecedores y si llevas uno de color blanco te sientes un espermatozoide…

Nota Mental 2: comprar en rebajas un pantalón de pijama…, no está bien dormir con desconocidos más desnuda que vestida… (Inés, al exterminador le abrí la puerta con un culote, así que no hace falta que pongas lo que ibas a poner…)