Cuando empezamos a trabajar siempre creamos una imagen de las personas que nos rodean. Esa imagen día tras día va evolucionando y después de unos cuantos años, todo se transforma en recuerdos. Recuerdos que guardamos a modo de archivo en el disco duro de nuestras cabezas, los cuales se abren en determinados momentos…

Raúl y yo hemos pasado grandes momentos en Taller trabajando y hablando (bueno, más bien él haciendo mis anuncios y yo hablando), me ha llamado a horas más que intempestivas (siempre al móvil personal) para que por favor volviera al periódico porque uno u otro suplemento tenía X problema o porque algo no cuadraba… (daba igual que fuera yo la responsable o no, siempre me llamaba a mí).
Desde el pasado miércoles sé que no me lo voy a encontrar por redacción y por eso he guardado todos los: “Qué pasa Raúl!!” para cuando nos encontremos en el Biribay (aunque allí no va a tener el leve masajito en los hombros, ni va a recibir los 22 de octubre una cajita de bombones por aguantarme).
Gracias Raúl por tratarme siempre como a una hija…, nunca se me olvidará el momento “Orgía tractoril” con Cosita…
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