La primera de ellas es para echar de menos a Fernándo Verdasco, a su juego y no nos vamos a engañar a su cuerpo… Otra de ellas es para comprobar que el 70% de los palcos pasaban en 80% del tiempo medio vacíos, lo que me hace sospechar que la mayoría de los dueñ@s de las posaderas que debieran de ocupar las sillas de chiringuito veraniego verdes, estaban más por la labor de figurar que de por ver el tenis; una pena... La siguiente de mis reflexiones es que los que estábamos en los gallineros de los fondos (como yo) o en los de los laterales, somos los que en realidad vivimos el espíritu de La Davis. En estas butacas, asientos que con el paso de las horas acababan produciéndote un dolor intenso en la rabadilla, se cocía lo bueno, nacía la ola que daba la vuelta al ruedo, comenzaban los cánticos de: “¡…yo soy español, español, español…!!!!”, si mirabas a tu alrededor veías todo tipo de atuendos amarillos y rojos, las cara pintadas o simplemente tenías delante a un chavalín con extra de ilusión, armado de banderas de España y de La Rioja, que no paraba de gritar el nombre de nuestros jugadores mientras lanzaba globos e intentaba que otro grupo que tenía al lado le dejara tocar el bombo…; vamos todo un espectáculo de criatura que como bien dijo mi hermano: “Niña, este crío se ha metido unos gramos de speed…”. Otro detalle es el tema de las resacas, da lo mismo ir a la Plaza de Toros de La Ribera en San Mateo a ver una corrida de toros, que ir a la Plaza de Toros de La Ribera en marzo a ver un partido de tenis…; si la noche anterior la has preparado, la resaca es la misma...

P.D.: Estoy más que orgullosa de ser española, riojana y logroñesa!!!
1 comentario:
los chinos y los japoneses aplauden distinto... son más graciosos aún!!
muak!
Publicar un comentario